martes, 28 de octubre de 2014

EL BARROCO LLEGA Y CONQUISTA SALAMANCA


En el S. XVII España ya no era la potencia política y económica del siglo anterior y sufrió una crisis de la que escapó Salamanca gracias a sus Mecenas, la Realeza, la Nobleza y el Clero, que siguieron promocionando obras para mejorar y engrandecer la ciudad, a la vez que hacen ostentación de su poder. Sin olvidar a la Universidad, a su amparo se fundan nuevos Colegios e, incluso, se renuevan otros. 

No sólo las nuevas construcciones cambian la ciudad, además, se acometen importantes proyectos Urbanísticos que la modifican notablemente. El primero de ellos afecta al PATIO DE ESCUELAS, para dotar de mayor empaque y espacio a la Universidad, ya que delante de ésta se alzaba la casa del Cabildo Catedralicio donde hoy se ubica la estatua de Fray Luis de León. La Universidad estaba conectada con las Escuelas Menores por una estrecha callejuela que pasaba delante del Hospital del Estudio. 
Gracias a esta actuación podemos apreciar la esplendorosa fachada desde diversas distancias. El Rey Felipe III otorgó la licencia de las obras en 1.609 y el Arquitecto encargado fue JUAN GALLO DE ANDRADE. Las casas que se levantaron en los lados Norte y Oeste, contrastan por su austeridad con los ornamentados edificios Platerescos y, principalmente, se dedicaron a viviendas y comercios ligados a la Universidad. Hoy día, ocupan dependencias universitarias y el Hospital del Estudio acoge el Rectorado.
En el centro de esta recoleta plaza se emplazó la estatua de bronce FRAY LUIS DE LEÓN en 1.869, pagada por suscripción popular y realizada por NICASIO SEVILLA. Se alza sobre un pedestal de mármol con relieves que representan ALEGORÍAS de la POESÍA, un Ángel con Arpa y una Ninfa alada.



ROMA EN SALAMANCA, LA PURÍSIMA
Al aproximarnos a este conjunto nos aborda una sensación de extrañeza, no corresponde a ningún estilo de la ciudad. La Historia nos lo aclarará.
Las Monjas AGUSTINAS RECOLETAS se instalaron en Salamanca a finales del S. XVI, pero la devastadora RÍADA DE SAN POLICARPO en 1.626 arrasó su Convento. Se distribuyeron por diferentes alojamientos de la ciudad hasta que el CONDE DE MONTERREY y VIRREY de NÁPOLES, Don Manuel de ZÚÑIGA y FONSECA les construyó un nuevo convento enfrente de su Palacio.


El VI Conde de Monterrey casó con Doña Leonor María de Guzmán, hermana del CONDE-DUQUE de OLIVARES y, durante su estancia en Italia fue testigo de la violenta erupción del Vesubio en 1.631, hecho que le conmocionó sobremanera y decidió construir su Capilla funeraria en la ciudad que le vió nacer. Formaría parte de un Convento que donó a las Madres Agustinas. 
Encargó las trazas al Arquitecto Napolitano BARTOLOMEO PICCHIATTI en 1.635. Éste se inspiró en el modelo del Gesú, iglesia madre de los Jesuítas en Roma. 
De esta forma el monumental barroco italiano dejó esta insólita muestra en Salamanca.
La Fachada se articula en dos pisos ensamblados por majestuosas VOLUTAS. El inferior está recorrido por colosales PILASTRAS adosadas de CAPITEL COMPUESTO,  enmarcando las puertas de un PÓRTICO, al estilo de las Loggias italianas.
Las gigantes Pilastras superan la altura de las puertas para sostener un ENTABLAMENTO sobresaliente sobremanera demarcando ambos pisos. El superior, donde una gran Ventana da luz a la nave, se remata con un clásico FRONTÓN triangular. 
El Barroco Romano, cuyos máximos exponentes fueron BERNINI y BORROMINI desmesura los elementos arquitectónicos que actúan pictóricamente dotando a la Fachada de claroscuros cambiantes según la hora del día. La ausencia de decoración tiene un objetivo, centrar la atención en la PUERTA, invitando al fiel a penetrar en el templo, casi succionándole. Parece surgir del muro, imponiéndose a él y captando toda nuestra atención.

La supremacía de la Puerta se destaca por la utilización de Mármoles grises y blancos de Carrara, destacando sobre la Piedra de Villamayor del muro. El Artista Escultor del mármol también es Italiano, CÓSIMO FANZAGO, su fascinante maestría dejó una obra insólita en la ciudad. Las Pilastras llevan Puntas diamantinas que alternan formas cuadradas y rectangulares y se coronan con Capiteles de Orden JÓNICO que no sostienen nada, este es el juego Barroco, donde debía haber un friso o entablamento, hay una hendidura y, por encima, aparece un entablamento partido por la Placa conmemorativa entre Volutas. 
La Puerta está formada por formas geométricas y culminada por un QUERUBÍN de gran volumen que aparenta estar en el aire.
La superposición exagerada de formas continúa en el remate, dos Pilastras enanas soportan un frontón semicircular, desproporcionadamente pequeño, aplastado por los dos voluptuosos Ángeles que sostienen el Blasón de los fundadores. 

Antes de internarnos en el templo nos seducirá la contemplación de la airosa CÚPULA octogonal que descansa sobre un cuerpo cúbico. 
El tejado tiene silueta de campana para dispersar el agua de lluvia y se compone de piezas de Pizarra de Mozárbez. No es la original pues aquella se derrumbó en 1.657 y era circular. 
El CUPULINO tiene estrechas ventanas entre pilastras muy marcadas.

Otro punto de referente visual en el horizonte salmantino.



En el interior la Cúpula está sustentada por 
cuatro Arcos Torales donde apoyan las Pechinas, totalmente exentas de decoración. Se aprecian los focos de luz, penetrando por las ocho ventanas del Tambor y por el Cupulino en el centro. Hacia él convergen los Nervios dobles que enmarcan los Estucos, única concesión al ornato. 
Prima lo espacial y lumínico, la magnitud eleva sin distracciones.
Porque en el interior hay otros mensajes más explícitos que la simple meditación.

El predominio de la función funeraria de la Iglesia del convento hace de la Capilla Mayor el lugar destacado en tamaño y decoración. En ella están los sepulcros de los Condes, a derecha e izquierda del Altar, es su Panteón particular y está presidida  por un RETABLO de mármol, obra del artista FANZAGO. De nuevo encontramos arte y estilo Italiano ya que los retablos hispánicos se realizaban en madera dorada. 
Dividido en tres CALLES por columnas que enmarcan en las laterales cuatro tablas con representaciones de "San Agustín", "San Juan Bautista", San José con el Niño" y el "Abrazo ante la Puerta Dorada"; reservando la calle central para la obra maestra de RIBERA, la "Inmaculada Concepción". El ÁTICO atesora otra excepcional obra de Ribera, la "PIEDAD", acompañada por las espléndidas Esculturas de la Virgen, Magdalena, San Juan Bautista y Santiago. Por encima del retablo, el Crucificado entre las Armas de los Fundadores y, en lo más alto, el Padre Eterno.
Gracias a una reciente restauración, podemos apreciar con todo detalle la mejor INMACULADA CONCEPCIÓN de todo el Barroco. Ribera abandona su "Tenebrismo" y se decanta por la Luz y el Color para hacer Apología de un tema de gran controversia en la época. El Concilio no había declarado Dogma de Fé, la Concepción Inmaculada de María, con lo cual el debate entre detractores y seguidores continuaba ofreciendo duras luchas dialécticas. 
Por primera vez aparece en una sola imagen, la Asunción de María al cielo fundida con su Concepción Inmaculada, libre del Pecado Original.
La Iconografía empleada por Ribera se nutre del Apocalipsis de San Juan, "Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas".  Asciende, en una atmósfera que eleva su manto, hacia el Padre Eterno. Su rostro y manos muestran una delicadeza y ternura placentera. Entre los Ángeles que la rodean se combina la alegría y la devoción. Los Símbolos Marianos de las Letanías a la Virgen están también presentes, ROSA mística, ESPEJO sin mácula, ESTRELLA matutina, SANTUARIO de Dios...

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